Cuenta Borges, que no pasa un día sin que usemos la palabra
optimismo, que fue acuñada por Voltaire contra Leibniz que había demostrado (a despecho del
Eclesiastés y con el beneplácito de la Iglesia) que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Voltaire muy razonablemente, negó esa exorbitante opinión. (En buena lógica, bastaría una sola pesadilla o un solo cáncer para anularla).
1 comentario:
No es que bastaría, sino que incluso, en cierta medida, vendría exigida por el propio Leibniz. El argumento de Leibniz es el conocido: dadas dos bibliotecas, una con 1000 ejemplares del mejor libro escrito, otra con 1 ejemplar por libro, pero con ejemplares de 1000 libros distintos, parece razonable concluir que la segunda sería mejor que la primera.
No hay que refutar a Leibniz -pues ello supondría darle un argumento concluyente (o suficientemente persuasivo). Basta con desestimarlo por necio. (A veces, ser racional consiste en no argumentar.)
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